Todos contra el cielo. Entrevista a Nacho Vegas

1 de enero de 2020

Playa de San Lorenzo por Juan Gómez.

La tierra, el agua, el fuego y la polución eran citados en uno de los temas más emblemáticos de la primera etapa de Nacho Vegas, En la sed mortal. En Violética, el músico asturiano adopta otros elementos de la naturaleza que nos sirvieron, junto con otros aspectos comunes a esta y anteriores etapas, para entablar una conversación con él en el barrio de Cimadevilla de Xixón acerca del pasado, presente y futuro de su obra.

Cielo

Es recurrente en algunas canciones. Es verdad que el cielo siempre ha aparecido un poco, no me di cuenta cuando hacía las canciones del disco y luego hay ciertas cosas que te das cuenta cuando las ves todas juntas y ves que hay elementos que se repiten. Es verdad que en este disco hay unos elementos de la naturaleza están más presentes. Puede ser como el disco más «hippie», por decirlo de algún modo. En realidad, el cielo es un poco el epítome de lo común. Todo el mundo puede echar la vista al cielo y no todo el mundo tiene un techo, pero todo el mundo tiene un cielo sobre sus cabezas. Lo que pasa que ese cielo aparece pervertido como en Ideología o en Maldigo del alto cielo de Violeta Parra, pero ella lo dice como lo más que puedes maldecir. Es una canción de desgarro total en la que igual que acaba maldiciendo el amor con toda su porquería, pues maldice todo…no deja una sola piedra por maldecir.

Pero creo que el cielo en esa canción es algo positivo y en Todos contra el cielo es como lo último que nos podrían privatizar; ya privatizaron el suelo y siguen privatizándolo cada vez más y entonces lo que quedaba era el cielo. Aparece de una manera obvia como un referente a la libertad, pero una libertad que está en continua amenaza, que no podemos disfrutar de una manera tan obvia como podría parecer. Cada vez que miras al cielo te encuentras cosas horribles. O puedes utilizarlo casi como algo orwelliano, que es Todos contra el cielo. Pero no como elemento opresor, sino como reducto de lo que deberíamos preservar; cosas que son algo puro y que nos pertenecen un poco a todos. Deberíamos preservarlo de este proceso de permitir malear todo aquello que hasta hace poco creíamos que iba a librarse de ser maleado.

Vivimos una época en que las costas se protegen, pero las leyes de costas se las pasaron por el forro en muchas partes de España. Son estas cosas que se supone que tienen que ver, como la música. Igual que la música popular es algo que yo lo entiendo como algo que nos debe pertenecer a todos, pero desde el momento en que está el mercado metido en ello pues, al final, se agrandan ciertas verticalidades que hace que se creen ciertos elitismos y nichos que hacen que a la música popular no tenga acceso todo el mundo siempre que quiera, sino que a veces para ver a tu grupo preferido tienes que gastarte un pasta en una entrada. Creo que podríamos pensar que hay una amenaza por cosas como el amor, como el cielo, como estas cosas que nos pertenecen a todos y que es difícil imaginarte que se puedan malear. Pero, en realidad, si haces una analogía con lo que está pasando alrededor, no es tan difícil pensarlo.

En una canción como Ser árbol aparece la posibilidad de tener amplitud de miras y de tener una mirada un poco…Es como una oda a la amplitud de miras siempre que sepas muy bien de dónde vienes y qué es aquello que te agarra a la tierra. Puedes mirar un poco más desde arriba y mirar un poco a lo lejos. Creo que es lo que nos da la música y viajar supongo que también. Pero la música es un viaje a otras culturas. Cuando escuchas música de otros lugares es como viajar sin moverte del sitio y escuchar cosas que te dicen mucho sobre otras culturas y otras realidades sociales y culturales. Y es algo que debemos intentar preservar. Intentar dejar que eso nos siga perteneciendo a todos, y que sea algo que nos proporcione esa mirada un poco larga que a veces echas en falta en las sociedades. No sólo ya la gente mirándose al ombligo sino incluso a nivel de comunidad, también la gente encerrándose un poco en guetos y tendiendo muy poco a la solidaridad y a la empatía, que es todo aquello a lo que apela la música en realidad. Son los valores que para mí tienen sentido en la música popular, que son los que están más amenazados cuando se permiten ciertas cosas. La música sigue siendo un reducto del que no somos conscientes de lo valioso que es. Y yo creo que están esos elementos un poco por eso, como una especie de principio y de premisa.

Playa de San Lorenzo por Juan Gómez.

Nacho Vegas por Dudu Blanco      

Agua

Es verdad que han estado presentes. Por eso digo lo de hippie, aunque tengo bastante poco de hippie en mi día a día. Al final, supongo que en mis canciones siempre desde el primer disco está muy presente el mar, quizás por el sitio en el que vivo y porque cuando hice las canciones de mi primer disco vivía en Cimadevilla, y no deja de ser un poco una especie de península. Siempre tienes ese horizonte. Y por eso de vivir en una ciudad tan abierta, siempre tuve una sensación muy diferente que cuando voy a ciudades del interior, cuando paso por Madrid, que es la ciudad por la que más tiempo paso después de Xixón. Y siempre estuvo presente de alguna manera, pero es verdad que en este caso tiene otras connotaciones. Curiosamente, Desborde, por ejemplo, es una canción que, a pesar de que parece que hace referencia un poco todo este nuevo ciclo político y todo este cambio social que vino un poco después del 15M y todo esto que se hablaba de desborde, en realidad, tuve mis reticencias con esa canción porque estaba muy desgastada la palabra desborde. De hecho, ya es el nombre de uno de los métodos procedimentales de votación de Podemos. El desborda es como el sistema que se inventó Echenique, y no quería nada que tuviera relación con nada de eso. Pero sí me gustaba, en su momento, antes de que existiera Podemos, cuando se empezó a hablar de las mareas y de que se buscara un desborde por parte de la gente. Me parecía muy interesante ese concepto, lo que pasa es que, como todos los conceptos acaban siendo instrumentalizados, acabó perdiendo un poco de significado.

En realidad, empecé a pensar en esta canción hace años cuando leí una entrevista con Jorge Ilegales en la que le preguntaban por cómo se imaginaba él Oviedo…(Te lo estoy diciendo de memoria porque es la típica cosa que te quedas sólo con el concepto y con los años al final ya lo que recuerdas no tiene mucho que ver con lo que dijo, pero bueno). Era una entrevista que le hacían en La Nueva España a personalidades ovetenses preguntándoles algo así como cómo se imaginaban Oviedo dentro de diez años, y todos respondían más o menos con respuestas enjundiosas. Y Jorge Ilegales decía que se la imaginaba como que había habido un diluvio y que se había quedado anegada en agua y se convertía en una ciudad submarina. Creo que esa fue su respuesta. De todas formas quiero encontrarme con Jorge para preguntar si de verdad respondió eso o lo soñé yo, pero me pareció una imagen muy bonita. Él quería provocar y decir alguna macarrada, pero en realidad me parecía que había algo inconscientemente bonito, algo muy terno, porque él tiene un fondo muy tierno. Y me imaginé una canción en la que se pudiera connotar eso como algo realmente bonito. Una ciudad que realmente se desborda en el sentido más literal y eso propicia que cambie totalmente las lógicas sociales y las relaciones de poder y las relaciones que tienen que ver con la gente que está más arriba y más abajo. La gente que está más arriba es la que acaba flotando hinchada en sus cadáveres y la gente de abajo es la que acaba pasándoselo bien. Recuerdo también que cuando estaba pergeñando la canción me llegó a través de alguien un mensaje en la oficina de una chica que hacía su trabajo de fin de grado de biología sobre los fondos marinos, no me acuerdo. Me acuerdo que llegó a pasarme el trabajo. Era una tesis. El caso es que me acuerdo que mencionaba cosas muy bonitas como montes marinos. Cuando estaba hojeando la tesis de esa chica me imaginaba como un microcosmos urbano del fondo del mar. Cuando ves en el fondo del mar, cuando ves todas estas imágenes del océano, que las tenemos pero que no están a la vista y que suceden y son tan increíbles. Y me imaginaba cómo sería lo más revolucionario; una revolución realmente social y cultural que tenía que ser subacuática. Y curiosamente ahí también aparece el cielo, cuando los ángeles bajan y ven reflejado una ciudad limpia por fin y no con toda la mierda que tienen las ciudades hoy en día, que ni siquiera se puedan divisar desde el cielo.

En una ciudad como Gijón se respira aire limpio, pero si te vas hacia la zona de poniente están ya las térmicas y es una ciudad con unos grados de contaminación que son 50% más alto de lo permitido, y eso que se supone que estamos respirando aire que parece más saludable que en Madrid, pero un kilómetro más allá… Amigos que viven allí tienen que retirar hollín de los balcones todos los días. Y eso hace que el cielo sea también una cosa que está presente como algo…del mar siempre sale lo bonito pero el mar es una ilusión. En realidad, el poder del mar es el reflejo del cielo y puede llegar un momento en que toda esa contaminación llegue a hacer que incluso el mar pierda su color azul.

Este verano, en Xixón hubo unos vertidos extraños que todavía no dio explicaciones la alcaldesa. Era cuando nos marchábamos de promo pero justo cuando marchaba apareció la playa de san Lorenzo marrón completamente. La cortaron al baño con residuos fecales. Avisaron la gente que hace surf porque empezaron a aparecer ratas. La alcaldesa decía en principio que era cosa de las lluvias, pero cuando empezaron a aparecer ratas fue cuando se prohibió el baño un par de semanas. Yo este año no me bañé apenas porque había unas manchas extrañísimas ahí en el agua. Y nadie da explicación de dónde vienen esos vertidos. pero tienen muy mala pinta. Son estas cosas que piensas que van a permanecer un poco intocables pero también te las joden.

Por eso vuelvo un poco a lo de antes, a veces de lo que habla el disco es de tener estas expectativas, si se quiere un poco conservadora desde el punto de vista antropológico, que hay cosas que están realmente amenazadas por un mundo que les es hostil. Cosas que son importantes, como son el amor o como es la música. Pueden estar pervertidas por un mundo en el que todo es susceptible de ser convertido en mercancía y de ser maleable y degradado hasta límites que no nos imaginábamos. Cosas que creíamos a salvo de eso, en pocos años vemos que nos las roban también. Y por eso hay un poco de grito, de voz de alarma en estas canciones en las que la naturaleza está tan presente.

Nacho Vegas por Dudu Blanco      

Árbol. Elemento comunitario

Sí, para mí la única opción con Ser árbol. A pesar de hacer referencia a una segunda persona y con eso leí algunas interpretaciones de relación sentimental de pareja; una relación que iba creciendo y tenía que pasar por diferentes escollos. Pero en realidad esa segunda persona era casi un recurso, una segunda persona más amplia. En realidad, me interesaba más el árbol en cuanto al contexto del bosque y con algo que tiene que ver con una comunidad. Una comunidad se puede erigir como sujeto porque está formada por individualidades muy fuertes y muy poderosas, con raíces muy fuertes y que llegan a crecer muy alto y que llega a ver las cosas muy alto y tener esa capacidad de mirar muy lejos y de hacerlo entre todas sin perder la individualidad. Por eso yo creo que hay siempre un debate un poco confuso en la izquierda entre el individualismo y el colectivismo, que a veces se confunde el delimitar bien las luchas colectivas parece que implica negar la individualidad. Y el individualismo en realidad es otra cosa y la individualidad es precisamente lo que hace que muchas voces puedan realmente formar juntas una comunidad, que pueda empoderarse y que pueda reivindicarse cada persona en sí misma. Si lo haces en soledad es muy difícil. Si sabes que hay mucha gente que está contigo, que tiene los mismos problemas que tú… Cada uno tiene sus propias miserias, sus propios agobios, sus propias cosas pero más o menos todos tenemos puntos en común y si los ponemos en común, nos hace a cada uno de nosotros empoderarnos un poco y crecer también de manera individual.

A mí me parece una cosa valiosísima de la música. Cómo la música es el ejemplo más claro de lenguaje, de disciplina artística, de lenguaje creativo y expresivo en el que por un lado está muy presente la individualidad, en el sentido en que una canción popular hay cada persona que la canta tiene una voz propia. Todos tenemos nuestra propia voz y es diferente a la de cualquier otra persona. Cada canción es muchas canciones en sí misma; es tantas como interpretaciones haya de la misma. Y, a la vez, las canciones apelan a sentimientos colectivos y, al final, cuando una canción tiene éxito, en el sentido de llegar a mucha gente y emocionar a mucha gente, es porque está apelando a sentimientos que son colectivos. Entonces creo que de esa es lo que conforma la vida: por un lado la individualidad y por otro lado cómo de forma colectiva nos empoderamos y es la mejor manera, yo creo, de reivindicar esa individualidad y no plantear la vida un poco en términos antagónicos individuo/colectivo, que es a veces una visión un poco reduccionista que se hizo a veces de la izquierda y que no responde realmente a la realidad.

Mi novio es bobo

Todos los que hacemos canciones de manera autónoma empezamos con esta primera persona confesional, autobiográfica y también ombliguista. Y al final se empiezan a buscar más perspectivas, a contar historias y a contar historias en tercera persona. Y el siguiente paso era ponerte en la piel de una mujer, y el siguiente fue hacer ese “Pimpinela punk” que hacemos con La última atrocidad. Y la verdad es que son ejercicios en los que te separas un poco de ti mismo, de tus mierdas, de tus obsesiones y afrontas puntos de vista de otra persona que tiene otra realidad diferente a la tuya, como puede ser una mujer, que vive la vida de una manera mucho más jodida en el sistema en el que vivimos de heteropatriarcado. Fue un ejercicio que pude resultar fallido pero que te hacer ver las cosas de una manera diferente. Y al final hacer canciones es una manera de ver la vida desde diferentes perspectivas.

Una vez cambiado el foco, afrontar el repertorio anterior

Cuando estaba pensando en el repertorio para esta gira, hubo una vez que pregunté por twitter a la gente que me seguía y que me hubiera visto en los últimos años en directo les pregunté qué canciones habían echado en falta para hacer un listado, para ver un poco qué sucede en un muestreo como puede ser twitter, aunque tampoco es que sea del todo fiable. Recibí como 800 respuestas, 900, y fueron canciones muy variadas. En verdad, mucha gente me pide canciones como El ángel Simón u Ocho y medio, que son canciones que espero volver a tocar, pero es que las toqué tanto que también hubo un momento que dije que tenía que dejar de tocarlas para no sentir que estaba tocándolas de forma mecánica. Hay canciones que tienes que dejar descansar durante un tiempo.

En esta gira recuperamos canciones que hacía mucho tiempo que no tocaba y que me pedía mucho la gente. Canciones como Morir o matar, que también la tuve que dejar de tocar porque es una canción que toqué en una gira y me resultaba difícil. Dejé esa canción y ahora la volví a retomar con otro ánimo. Cuando interpretas canciones antiguas las vas recreando de alguna manera e incluso las puedes resignificar si quieres, y te puedes permitir cambiar algún verso. A mí me gusta cambiar algún verso, alguna palabra, saber que lo hacía Cohen en sus directos. Y creo que es algo muy distinto porque demuestra que las canciones están vivas. Y también, cuando cantas una canción que compusiste hace diez años, la cantarás de otra manera. Y lo importante es cantar cada canción como si fuera la primera vez que la cantaras y sentir que estás casi cantando una canción nueva y expresando aquello que escribiste hace diez años pero desde tu perspectiva actual. Eso hace ya que sea algo diferente y que la música sea algo nuevo en ese sentido.

Crónica negra como inspiración

Nacho Vegas por Dudu Blanco

Es verdad que la crónica negra social está recogida en la prensa, en las crónicas un poco negras de sucesos. Es verdad que sigue habiendo en los periódicos, pero no tienen el peso que tenían antes. Aunque conozco ahí varios periodistas, conozco además a los periodistas de aquí, a la chica de El Comercio que se ocupa de sucesos y que le interesa mucho este tipo de temas y que están un poco buscando historias. Ese tipo de periodismo me interesa y entonces siempre es una fuente de inspiración. Puedes utilizar alguna noticia que has leído y que ni siquiera tengas que tener delante la noticia. Simplemente que la hayas leído y con lo que recuerdes de ella reconstruyas tú otra historia diferente. En el caso de Bajo el puente de L’ará es un poco diferente porque fue una historia que todavía no se ha contado en un periódico, pero que la viví más o menos cerca porque durante un par de años estuve con dos amigos, con Juan y con Isa, alquilamos una casina en el concejo del que habla la canción, en Riosa, en un pueblo que se llama Fresneo, muy cerca del L’Ará. Y, bueno, pues ocurrió algo. No es exactamente lo que relata la canción pero es algo parecido que me dejó un poco impactado porque estuvimos un par de años en la casa yendo y viniendo. Era una casa que cogíamos para salir de la ciudad y escribir y hacer canciones y estar un poco en medio de un sitio muy tranquilo. Es en el centro de Asturias, una parte de la cuenca minera, muy despoblado, que está justo en la subida del Angliru. Y de repente, cuando estuvimos, eso, más o menos dos años y cuando salimos dejamos la casa porque al final no la utilizábamos tanto como pretendíamos, había ocurrido algo en el pueblo que a mí me había impactado mucho pero de lo que no se habló en ningún sitio, en ningún periódico. Había habido una muerte que no se investigó, nadie dijo nada.

Son estas  cosas que son muy frecuentes en realidad en los pueblos, que ocurren y que simplemente nadie se pregunta. Es como si en realidad apareció un muerto es que algo habría hecho, estaba metido en cosas turbias, etc. pero yo quedé bastante impactado y lo reconstruí de alguna manera, con bastante inventiva. pero la verdad es que teniendo muy presente aquello que había vivido, conociendo a la gente que conocí en esa época, que fue hace nada. Y en realidad ahí lo que estoy es contando algo que me gustaría que alguien escribiera, que hubiera algún periodista que escribiera. Ya me preguntó Olaya, la chica que escribe sucesos en El Comercio, por esa canción y espero que la descubra.

Cómo afrontar periodos de crisis

Ahora es un momento bastante particular porque hasta ahora siempre había sido cada vez que hacías un disco e ibas de gira iban surgiendo canciones y te tomabas un tiempo para pulirlas, para crear un repertorio. Pero justo ahora hay un cambio de ciclo bastante radical en el que cambio de banda Y quiero cambiar un poco el concepto de directo. Me quiero tomar este año 2020 como un año en el que voy a tocar muy poco y me voy a dedicar a escribir canciones y a reconfigurarme de alguna manera en lo que tiene que ver con la puesta en escena de las canciones, con la interpretación. Saldrá un recopilatorio que testimonian los diez años de Marxophone, que justo se cumplen diez años desde La zona sucia, desde 2010 hasta 2020, y haremos poquitos conciertos. Pero este año será el año en el que piense cómo quiero afrontar una nueva etapa, con un cambio de ciclo que va a ser bastante radical.

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