Cánticos cósmicos: encuentro entre Niño de Elche, Erik Urano y Juan Carlos Quindós
23 de febrero de 2018

Niño de Elche y Erik Urano por Juan Carlos Quindós.

Una visita al Museo Nacional de Escultura junto a Niño de Elche, Erik Urano y Juan Carlos Quindós en el mes de octubre se convirtió en algo así como una epifanía de consecuencias todavía por determinar. Quindós y Paco se recrearon en la pieza Fuego en Castilla e intercambiaron impresiones acerca de su autor, su admirado José Val del Omar, sobre el que maquinaban su colaboración. Erik se ensimismaba contemplando los artesonados, inabarcables galaxias, y se entusiasmaba con un agujero de gusano imposible de explicar. Tras la visita, charlamos con los tres, más que a modo de entrevista, proponiendo temas que fueron derivando en lo que fue esta conversación y deseemos que en algo más.

Descontextualización

Niño de Elche

Yo creo que la necesidad que nos puede unir a Erik y a mí es decir cosas fuera que se supone que se tiene que decir en el contexto en el que naces o en el que te colocan. A mí, por ejemplo, que vengo del flamenco, mi primer paso fue ese mismo en el territorio de la poesía: cómo decir cosas que me interesaran pero que las estructuras tanto sociales, políticas y artísticas no me permitían decir. Ese fue mi primer conflicto y el quid de la cuestión para decir «joder, esta estructura no es la más idónea para decir lo que deseo decir». Luego se van sumando intereses artísticos o estilísticos, pero el primer paso fue ése.

Y precisamente a mí lo que me interesó cuando conocí a Erik fue eso, cómo un tipo en un contexto como el hip hop dice las cosas que dice en ese contexto, a priori, con una estilística muy concreta, una forma física muy concreta, con unos roles muy concretos; entonces para mí él también se convierte en un transformador.  Me sentí identificado con él cuando lo conocí.

Erik Urano

A mí me pasó algo muy similar y, sobre todo, viniendo de un rollo como el flamenco como que yo desde fuera no estoy muy metido, me doy cuenta de que casi todo lo que llega a mis oídos está dentro de esa estética súper purista, por decirlo de alguna manera. Es un soplo de aire fresco que me ha pasado junto con otras excepciones contadas dentro del género. Pero, sobre todo, una vez habiéndole conocido, me ha pasado mucho con él, leyéndole en entrevistas y cosas así, de ver cómo se salta ya no incluso el flamenco sino el discurso que puede ofrecer un artista de cualquier palo. El decir cosas que otra gente no diría, no ya porque no las piense, sino porque no es eso lo que es políticamente correcto. Y eso me ha llamado siempre la atención. De hecho, me gusta esa actitud porque la gente ahora estandariza el discurso o la ideología. Porque está claro que musicalmente es algo que llama la atención en cuanto se sale de la norma establecida. Pero, más allá, creo que lleva ese discurso en su vida.

Como decía Cage, uno no sabe dónde están los límites del arte y de la vida. Cada uno tiene que separar.Sobre todo separar esa cosa que a mí me gusta tanto como es la paradoja. Cada vez que  hago una entrevista, cuando termino pienso “dentro de una semana diría todo lo contrario”. No tiene mucha validez.

Uno de los ejercicios que hago a nivel personal -porque como no tengo muchas cosas que hacer me aburro- es coger todas las entrevistas que he hecho en el pasado y me estoy criticando a mí mismo. Voy analizando las frases y criticándome. Eso te ayuda a replantearte el discurso. Como decía Erik, esta cosa de estandarizar un discurso. Luego, al fin y al cabo, las entrevistas pertenecen al mundo del espectáculo, entonces es el estándar, la repetición: por eso es importante cambiar siempre de opinión.

Estoy de acuerdo, pero es algo como que a priori no está bien, pero yo creo que en el fondo la construcción de la personalidad pasa porque eso suceda millones de veces. El ir montando opiniones políticas una encima de otra.
En el terreno político está muy mal visto, ¿no? Es como un sacrilegio.

Es que igual no está vinculado a opinión, pienso más que es como evolución de pensamiento .

O involución. Yo antes era de esos de los puritanos: mi pasado era flamenco, venía de los comunistas. Claro, mi familia andaluza… Mi visión era totalmente diferente a la de hoy día, por suerte. Te inculcan como la honradez y la dignidad de no cambiar de opinión, y eso es tan relativo.

Y de hecho exige un valor, ya no el hecho de cambiar de opinión, sino el hecho de manifestar el cambiar de opinión. Y más siendo una figura conocida.

Juan Carlos Quindós

La opinión de ti mismo en el pasado es la opinión de un muerto. Esa persona está muerta. No es que tengas el derecho, es que eres otra persona. Lo raro sería que opinaras exactamente igual que tus muertos.

A mí me ha pasado y me sigue pasando. El mundo profesional, por decirlo así, tiende a eso. Yo me acuerdo con Exquirla, cuando sacamos el disco y era la primera vez que hacía entrevistas, estaba viajando y tuve que pillar un día y hacer todas las entrevistas de todos los medios que pedían. Desde la mañana hasta la noche veinte minutos cada uno. Todos preguntaban lo mismo y, claro, llega un momento que estandarizamos el discurso. Y yo pensaba que no tenía sentido.

Erik Urano por Juan Carlos Quindós.

Pero es lógico que en el momento en el que estandarizan las preguntas tiendas a estandarizar las respuestas.
Todo venía desde prejuicios y eso crea ahí un espacio muy estandarizado,  muy convencional, y ése es uno de los grandes peligros. Por eso intento siempre alimentarme haciendo cosas diferentes. Uno, por no aburrirme; dos, por ponerme en cuestión. Por poner siempre el interrogante en lo que hago. Por no estar en el mismo sitio. Es un poco de esquizofrenia. Para mí se ha convertido en una esquizofrenia porque no sé dónde vivir, no sé qué cosas me gustan, no sé qué amigos tengo o qué amigos no tengo. No sé qué relación tengo con la familia o qué relación tengo con el trabajo. Entonces llega un momento en que para mí se ha convertido todo en un poco esquizofrénico..

Claro. Y el día a lo mejor en que eso cambie, que tú por ejemplo te pararas, te haría mella. Ahora mismo como que estás, no ya cómodo, pero como que ese caos igual te es muy necesario a la hora de crear o de ser.

El quid de la cuestión está en cuando me compre un perro. Cuando me compre un perro ahí será el momento. Como me compre un perro o me regalen un perro, espero regalármelo, ahí será la frontera de un Paco y de otro Paco.

Adoptamos una perra hace un añito. Tuve la que tenía con mis padres, que crecí con ella, Luna.

La mía era Sara. Yo nací y la perra estaba. Vivió quince años.

Yo tenía 16. De hecho, ha sido uno de los pasajes de tu libro que más me ha repuesto.

¿Sí?  Yo ese poema no lo puedo leer. Hay algunos muertos que pertenecen a la memoria histórica y cuando rascas y te encuentras el cadáver en tu memoria, aparece todo lo que conlleva.

Prejuicios

Erik Urano

Te podía decir cualquier cosa, pero aún sin pensarlo y sin ser consciente de ello, probablemente sí. Creando, viviendo. Te encuentras con prejuicios de ti mismo constantemente. Nosotros nos prejuzgamos demasiado a la hora de relacionarnos, y creando seguro que muchísimo.

Sí. El prejuicio crea una actitud antes de cualquier de cualquier acto: te predispone en una determinada situación. Para mí es algo negativo si esa actitud es conservadora; si eso sirve para que después venga la sorpresa no es tan negativa. Hay una especie de límite, de marcar una zona. Me interesa porque si tú eres consciente de eso lo primero que crea es una acción a superar. El maestro Escohotado dice eso: el problema no es tanto el prejuicio sino cómo afrontas el prejuicio. Si el prejuicio sirve para que tú te acciones, aprendas cosas diferentes y lo superes, pues de puta madre. El problema es cuando te bloquea.

Es imposible huir del perjuicio de estética, de ideas: siempre son ideas con prejuicios. El actuar sobre un escenario; si bajarte del escenario o no. Tocar una hora, tocar media hora. Todo eso son prejuicios estilísticos, estéticos, culturales, sociales, políticos.

Niño de Elche por Juan Carlos Quindós.    

A la hora de escribir, claro. Tengo prejuicios míos hacia la sociedad. Tengo que plasmar esos prejuicios de alguna manera. A la vez, sólo el hecho de plasmarlos ya me hace enfrentarme a ellos y verlos con perspectiva, intentando no dejarme llevar por esos prejuicios. Como que a la hora de escribirlo soy consciente de ese perjuicio y puedo verlo desde varias perspectivas, saltarlo o utilizarlo para expresar igual mi mensaje. Puede incluso darle más fuerza si lo pienso en positivo, pero también puedo anular ese prejuicio en mí porque a la hora de plasmarlo lo veo desde otra perspectiva.
No se puede huir de él, pero sí te puede servir para superar o para superarte. Pero obviamente estamos llenos de prejuicios. El problema es cuando se convierte en miedo.

Juan Carlos Quindós

Yo creo que una característica clarísima del artista, por así decirlo, de raza, auténtico que, pese a todo, cuando está en faena, en lo último que está pensando es en los prejuicios, en las barreras…porque no tiene tiempo y su cabeza está en otro lado, que es en el hacer. Y luego, después de acabado el proceso, es ver dónde cojones has llegado. Pero es que es distinto porque hay otra serie de artistas que operan desde lo contrario: van a zonas menos exploradas y yo creo que hay algo ahí que se nota. En vuestro caso creo que vais a tumba abierta. Cuando estáis en la faena, estáis a lo que estáis. No os veo preocupados.

Sí, desde luego. Lo que he hablado a la hora de escribir no deja de ser una movida inconsciente que pienso ahora mirando hacia atrás. Es lo que dices. Esos prejuicios afectan de una manera completamente instintiva, pero no hay tiempo para pensarlo, desde luego.
Sí, está esta cosa de la fe. Lo místico. Te accionas porque es lo que tienes que hacer. Puede haber impedimentos familiares, pero lo que es el espíritu está ahí: sabes lo que tienes que hacer y lo haces. Y luego gotea, supura. Y luego ya viene el análisis, el campo estético…¿qué supone eso? Yo he hecho pocos trabajos con una estética preconcebida. Es una estética que tú sabes dónde te vas a mover y sabes que esa herramienta es buena para un tipo de discurso que para ti es necesario en ese momento. Lo de exaltar los prejuicios también puede ser no sólo una forma expansiva, sino también interna. No sólo un mensaje hacia el exterior, también un salto hacia el interior.
Yo creo que la profesionalización lleva mucho a la estandarización. En mi campo lo veo mucho. Chavales que escuchas lo que grababan más en el origen –por llamarlo de alguna manera, que odio la palabra maqueta- y como, conforme esa escalada va hacia arriba cómo se estandariza todo: el discurso, la estética. Pierde esa frescura.  Sobre todo en un género como el rap. Mucha gente en el momento que se profesionaliza pierde esa perspectiva. Hablo de esta gente que empieza a vivir en una burbuja en la que es él, la movida y su producto.
A mí me gusta hablar mucho de las lógicas. La profundización. El academicismo. Es un tema complejo, la verdad, pero para no caer en el romanticismo. No estamos hablando de que el profesional es el académico y el no profesional es el fresco. Porque hay que huir un poco de eso porque es el discurso mítico.

A mí me interesa mucho la profundización porque el ser profesional no te asegura eso ni mucho menos. Y el emplear mucho tiempo no te confiere eso. La práctica artística, por suerte,  no depende ni del tiempo ni de tu nivel de técnica. También depende de otras cosas. Para mí, el conocimiento va más allá de lo académico. Hay a personas que tal vez no hayan cantado nunca pero tienen un canto desde otras lógicas, desde otras perspectivas, desde otros planos que puede ser mucho más profundo y mucho más interesante que un profesional. Tiene conocimiento, igual no académico, oficialista o que se pueda marcar de cara a la sociedad lo que debe ser. El otro día estaba en Cosmopoética y la gente hablaba del conocimiento, pero de un conocimiento académico y yo decía que parece mentira que ahora tengan que venir los místicos a decirnos que el conocimiento no recae solamente…Conocer a Dios no depende de que tú te hayas leído la Biblia o no, como conocer el comunismo no tiene que ver con que te hayas leído a Marx, tiene que ver con unas prácticas también.

Títulos

Los extremos, sobre todo los aforismos de Ramón Andrés. Es brutal entero. Estoy todos los días…

Es muy fuerte. Como ensayista es el más interesante, pero también ese libro de su poesía, que él no le da mucha importancia. Y luego tiene esos aforismos que me sorprendió. Está en otro plano. Tiene un montón de ensayos. Me estoy leyendo Pensar y no caer y es una maravilla. También tiene un poema que se llama Paseo, creo que es, que tiene una frase que a mí me dejó temblando…La del desnivel. Va dando un paseo y dice algo así como que “recuerda que el desnivel eres tú” y para mí esa frase es brutal.

Cuando estuvimos juntos se lo recomendé. Todos sus ensayos, sobre todo de música y de pintura. No sufrir compañía, sobre la soledad que a mí me cambió la vida. o el Diccionario de música, mitología, magia y religión.

Es que encima menuda obra, así en general.

Una obra increíble.  Ahora también me estoy leyendo tres libros. Uno de conversaciones con un pintor y también un libro de de conversaciones con un poeta. Es un pintor como muy apocalíptico, muy tenebroso. Y hoy me he traído Diario de un ocioso. Es un diario real muy fuerte. Malpaso lo ha sacado. Y digo siempre Cántico cósmico de Ernesto Cardenal.
Es la siguiente recomendación que iba a hacer (risas).  Porque me recomendaste Los extremos, me regalaste otro, pero me dijo Cántico cósmico.
Eso son cosas eternas.

Es que el título… Ahí hay un esfuerzo del autor por poner una idea. Si la idea trasciende…

Erik Urano por Juan Carlos Quindós.

Sí, tío, los putos títulos.  Es como la portada espiritual de la movida. Muchos títulos de canciones han sido los títulos con los que me pasan el ritmo. Por ejemplo, Zar1 hacía un ritmo y le daba un título, e incluso aunque luego ése no fuera el título en la canción, a mí ese título me guía conceptualmente a la hora de desarrollar el tema. Hay veces que no, pero hay veces que los llama de una manera que nace todo a partir de eso, que es una movida súper curiosa. Porque al final también el Zar, o quien sea, hace un ritmo e igual los habrá que los llame “proyecto 1”, pero en la mayoría pone un título que le sugiere ese ritmo.

Hace poco tenía una movida pensada y el título pensado y el Júcar [Juan Carlos Quindós] me lo cambió todo y me amplió la perspectiva más todavía. Es Erik Urano, Zar1 y él, y me da la perspectiva que me falta. ¿Y tú?

Yo es que como trabajo la poesía menos concreta pues voy haciendo, los títulos son más desdibujados. En el disco sí me trabajo más los títulos, todo tiene más lógica. Todo tienen que ser títulos muy poéticos. Trabajo con los materiales de referencia y el título.

El de Miguel Hernández que hice fue Sí, a Miguel Hernández. No quería dorarle la píldora a Miguel Hernández, lo que me interesaba era las paradojas en las que caía constantemente. Ese “Sí” era un “me gustas tú, aunque seas un fascista, como no fascista, como comunista. Me da igual”. En Exquirla, Para quienes aún viven venía en uno de los textos, era para no caer en un título como de guerrilla de los años 70, que tuviera algo de esperanza.

Niño de Elche por Juan Carlos Quindós.    

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