Tal y como apuntaban Disciplina Atlántico en su adictiva carta de presentación en formato EP, lo que venía iba a ser grande y marcaría la diferencia. Ya lo avisaban desde el logo inicial, en el que el compás le marcaba el ritmo a la navaja. Como una bendita anomalía entre tanta fórmula reciclada y efectismo de baratillo llega este Gran Oriente, vibrante y contagioso, con diez proyectiles sensoriales dirigidos al sistema nervioso central del oyente. Un placer para minorías que quiere crecer y crecer, aún asumiendo el riesgo de que tanta ferocidad pueda resultar impopular. (Limbo Sarr)

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