Pensábamos que todo este tema ya estaba olvidado y sinceramente deseábamos que así hubiera sido. Creíamos que con la crónica que redactamos -en la que pretendimos no cebarnos en absoluto, a pesar del orín que echamos a los muchachos-, el vídeo -en el que nos autocensuramos golazos, caños, rabonas, chilenas, tijeras, voleas, controles más propios de un vídeojuego que de la vida real, sombreros, disparos de folha seca, tomahawks, roulettes zidanescas etc. y en el que censuramos sus patadas, golpes por debajo de la cintura, tocamientos que excedían la camaradería y rozaban la violencia, esputos, insultos, agarrones, marrullería made in Argentina 1978, etc.- y el posterior artículo en Rolling Stone -seis años montando bolos para acabar saliendo en esa revista por una pachanga de prejubilados aficionados- todo pasaría al recuerdo o al chascarrillo, pero no: nos equivocamos por completo.
Hace pocas fechas empezaron a llegarnos rumores sobre un artículo en el segundo número de la revista Líbero en el que entrevistaban a Nacho Vegas para hablar de fútbol (para compensar, en el próximo número Gravesen hará un sesudo análisis de la obra de Borges). Había cierta chufla tuitera y ni las veíamos venir porque no podíamos leer el artículo. Enviamos a un emisario a comprar un ejemplar a Madrid. En su primer intento en un kiosco de Gran Vía no tenían esa revista, pero le ofrecieron otra llamada «Superjugadores», o algo así, con una portada cuyo fondo era de un naranja-fluorescente-no-apto-para-epilépticos sobre el que aparecían las figuras silueteadas de varios jugadores, entre otros del fotogénico Özil. Nuestro emisario aguantó el tipo y pudo acercarse a una nueva librería. En ella tampoco disponían del segundo número de la revista, pero le ofrecieron el único ejemplar que les quedaba del primer número de Líbero, en el que aparecía Valdano en la portada; nuestro emisario sigue desde entonces en el hospital reponiéndose a duras penas del ataque de epilepsia.
Tras mucho buscar, ayer, por ociosa casualidad, vimos un enlace en el que aparecía la entrevista completa. Intentamos pasar de ella, pero nos la han enviado de forma masiva (bueno, no tanto) por distintas redes sociales y finalmente la hemos leído con detenimiento. Dejando a un lado el antimadridismo enfermizo y el antimourinhismo patológico de su protagonista, la entrevista termina con la siguiente pregunta y su consiguiente respuesta:
¿Sueña Esteban Granero con Nacho Vegas?
…
Ah, no. Perdón. No era ésa, sino esta:
«¿Toca uno mejor después de jugar al fútbol?»
«No me parece. El día que jugamos contra el Colectivo Laika en Pucela (un tongo en toda regla, por cierto), tocábamos de noche y las piernas nos temblaban en el escenario. Y yo creo que era por el fútbol.»
Así que, leído lo leído y por alusiones, nos vemos en la obligación de contar con pelos y señales todo lo que sucedió en aquel partido para aclarar, de una vez por todas, que si hubo un «tongo en toda regla», éste vino por parte del equipo Marxophone, capitaneado por Nacho Vegas.
No recordamos muy bien cómo y cuándo se fraguó el partido. Sí recordamos una llamada de Nacho desde Gijón allá por el otoño de 2010. Llevaba ahí unos días ensayando con su banda –La Cuarta Trama-, habían comido juntos ese día y habían aceptado el reto. En aquella conversación el insigne asturiano presumió de equipo, especialmente de su manager, de quien circula una leyenda urbana que dice que jugó en el Mallorca y que estuvo a punto de jugar en el F. C. Barcelona, pero que no llegó a ser culé porque al final Cruyff se decantó por Onésimo, conocido ex jugador y ex entrenador del Real Valladolid, que tenía peor regate pero más aguante (sin especificar a qué).
Como la fecha del partido se iba acercando, la bravuconería se iba deshinchando en los astures y ya no había marcha atrás para cancelar el evento, Nacho contactó con un tal Abelardo para que se acercara con ellos a Valladolid. El tal Abelardo no es un paisanu cualquiera que se toma unas sidrinas en Cimadevilla con La Cuarta Trama -o sí-, el tal Abelardo es Abelardo Fernández Antuña (gracias, Wikipedia. Si Houellebecq lo hace, será que mola ), ex jugador del Sporting de Gijón, F.C. Barcelona, campeón olímpico en Barcelona 1992, etc, etc, etc. Caray con el fair play xixonés.
Nosotros intentamos contrarrestar este fichaje incorporando a nuestra plantilla a Caminero, por aquello de tener en el banquillo algo de cambio, pero el fichaje no fraguó y tuvimos que apuntar algo más bajo, incorporando finalmente a un conocido nuestro que juega algo al fútbol -tampoco es que sea la leche- y que, por cierto, es asturianín y bastante chupón (no sabemos si hay relación entre lo uno y lo otro). La noche anterior al partido, en vez de estar en el hotel concentrado, Nacho se creyó Romario y se fue por ahí de aftershows y esas cosas. Por ahí se encontró con nuestro fichaje estrella e intentó que hiciera cambio de equipo a última hora -un Rivalzado en toda regla- apelando al Sporting, Gijón, Mareo, San Pedro, Las Mestas y la madre que lo parió, sin ser consciente de que el mozo era de Oviedo y no de Gijón, aunque por ganar el partido capaz hubiera sido de traicionar hasta sus principios más irracionales -entre ellos el sportinguismo y quién sabe si el antimourinhismo-.
Por un momento, el músico asturiano pasó de creerse Romario a estar poseído por el espíritu de Florentino: entró en trance, sus ojos se pusieron blancos y, cual medium, empezó a escribir descontroladamente sobre servilletas, posavasos, pañuelos de papel (usados y sin usar) y flyers y carátulas de CDs que algunos seguidores despistados le acercaban con intención de obtener un autógrafo. Nacho le pasaba estas notas a nuestra estrellita. En ellas se podía leer (no sin mucho esfuerzo) cosas como «Do you want to play in Marxophone?» y «Has nacido para jugar en Marxophone». Su boca estaba entreabierta, la saliva se le escapaba por la comisura de los labios y le caía directamente al gintonic mientras él balbuceaba un casi inaudible «never, never, never».
Finalmente no consiguió su objetivo pero, para compensar nuestra posible superioridad, hicimos que nuestro portero jugara sin lentillas, lo que dio bastante ventaja a los de Marxophone. El resultado ya lo saben (9-5), aunque al menos dos de sus goles deberían agradecérselos a nuestra araña negra (y ciega). Como la humillación fue tan grande, no quisimos cobrarnos nuestra apuesta y propusimos una revancha en Gijón, que ellos adornaron hablando de partido y espicha o de espicha y partido, para que no tuviéramos ninguna oportunidad con el estómago lleno.
Por supuesto, ni de esa revancha, ni de la espicha, ni del cobro de la apuesta original hemos vuelto a tener noticia. Volvimos a saber de las andanzas de La Cuarta Trama por un partido que jugaron contra la gente de Radio 3 -ojo morado y dedicatoria de Dry Martini S.A.- y también por las numerosas e infructuosas propuestas que les hacían Vetusta Morla para jugar un partido. Les propusimos jugar un torneo cuadrangular (La Cuarta Trama, Radio 3, Vetusta Morla y Colectivo Laika), apadrinado por Julio Ruiz y que se llamara TorNeoCon, pero ninguno de los equipos se ha atrevido a plantarnos cara. Esperamos que Líbero, que la ha liado con todo esto, tenga a bien redimir su culpa organizando en un futuro ese torneo y proponemos que destine todo lo recaudado a la estatua de Manolo Preciado, quien, por cierto, si tenía unos cojones que no entraban en El Molinón. Por nuestra parte, renunciamos al primer premio y se lo cedemos gustosa y humildemente al segundo clasificado. Nosotros nos conformaremos con ser admitidos en una próxima Pachanga de Señoras para poder hacerle unos jerseys de cuello de cisne al bajista de Nacho, para que su parecido se acerque cada vez más a Guardiola y se aleje de Camacho. Va por ti, Luiggi.