¿Qué pasa, paharos? Me he dado cuenta de que se aproximan las elecciones (me preguntó porqué tengo que pasar yo por semejante humillación judeomasónica para seguir gobernando mi ciudad) y me he dado cuenta de que estoy gorduno y panzudo. Apenas me puedo abrochar los botones la chaqueta y ya no me la veo cuando voy a miccionar, pero no me importa, porque me gasto el mismo tipo que se gastaba el más grande en sus mejores tiempos. Sin embargo, mis asesores de imagen dicen que debo adelgazar para ganar las putas elecciones, y en ello estoy, aunque sin lograr grandes resultados.
He probado la dieta de la ciruela, sin embargo defeco en exceso y se me irrita el hojaldre como a un gueises sesualmente hiperactivo; así que estoy intentando probar la Dieta de la Princesa, pero he llamado a Zarzuela para enterarme de los pasos a seguir para quedarme huesuno y famélico y me toman por un demente anarquista. A cambio de los secretos de la dieta, he puesto a su disposición mis conocimientos ginecológicos, e incluso he ofrecido mis expertas manos para que extraigan a esa segunda criatura del vientre materno y así de paso rememoraba esos hermosos tiempos en que cada uno de mis dedos recorría a Ana en sus alumbramientos…mmmmmmmmmmm. Pero no ha habido manera, y creo que optaré por dejar las dietas para perpetuar mi régimen, que es lo que realmente me pone.
¿Qué dieta recomendarías a nuestro amigho Javi?