Amighos,

No nos complace en absoluto tener que escribir esta especie de nota explicativa pero, dadas las circunstancias, nos hemos visto obligados a hacerlo. El motivo es que hace unos días tuvimos un desagradable incidente en el concierto de Sr. Chinarro que ha ido más allá de los límites aceptables. El asunto en cuestión fue que dos colaboradores de una revista digital musical vallisoletana fueron a la puerta del concierto diciendo que estaban acreditados por parte de la persona encargada de prensa de Mushroom Pillow, actual sello discográfico del Sr. Chinarro. La conversación fue subiendo de tono y finalmente se les expuso que si querían entrar en el concierto deberían pagar sus correspondientes entradas. Y así hicieron, eso sí, a precio de anticipada y no de taquilla, como debería haber sido.

A los dos días del incidente nos encontramos con un comentario en uno de los post de nuestro blog en el que había un link a otro blog escrito por el colaborador de esa revista. Aunque en este post había muchas cosas que matizar, decidimos no hacer comentarios dado que no íbamos a lograr aclarar nada y considerábamos que nos íbamos a enzarzar en una discusión ridícula.

Pero la cosa ha cambiado en las últimas horas: ese mismo reportero ha escrito una crónica del concierto de Sr. Chinarro que ha sido publicada en Valladolid Web Musical y en la que vuelve a incidir sobre el tema de la puerta. De nuevo nos planteamos no hacer comentarios al respecto, pero nos hemos visto obligados a cambiar de política dadas las medias verdades que en la crónica se vierten y sobre todo por las descalificaciones a la sala, su dueño y al público que asistió al concierto.

Transcribimos lo que se dice en el artículo (hacemos Ctrl+c y Ctrl+V, emulando la laboriosa actividad promocional) : “Os explico. Es habitual, dentro de la forma habitual de trabajo en la web, que si vamos a desplazarnos -invirtiendo parte de nuestro tiempo libre- para cubrir un determinado espectáculo unos días antes nos pongamos en contacto con alguien que tenga algo que ver con el artista. Lo idóneo sería, algo que ya es casi utópico, el poder hablar directamente con el protagonista de la noche avisándole de nuestra presencia (en contados casos todavía se puede realizar). En esta ocasión se trataba de ver a Antonio Luque, nombre legal del simpar Sr. Chinarro, pero cuando entre medias de dicho artista existen cada vez más promotores, propietarios, perroflautas , discográficas, gestores, managers, empresarios y mercachifles , puede llegar a ocurrir lo que nos sucedió en la puerta de la novísima Sala Mocco de Valladolid: la negación de entrada para los dos reporteros de Valladolid Web Musical. La excusa oficial de los, al parecer, dueños del evento y del derecho absoluto de admisión (el conocido Colectivo Laika ) es que ellos no llegaron a tener ninguna constancia de nuestra llegada, con lo que allí pues no pasaba nadie. Algo totalmente poco habitual, pues daba a entender que nuestro aviso no se tenía únicamente que ceñir a la empresa de management que lleva al artista (labor que fue la que se realizó), ni a su discográfica (acción de aviso que también se realizó) sino que, al parecer, había que comentárselo también a las personas que promovían el concierto de forma personal.”

En este primer párrafo nos encontramos con una media verdad cuando se dice que se hicieron las gestiones para lograr el pase de puerta (repitiendo lo dicho ya en el post del famoso blog), dando a entender que los reporteros de esa revista estaban acreditados por la responsable de prensa del sello Mushroom Pillow. Por más que se repita una mentira, ésta no se convierte en verdad, por mucho que el autor de la misma a base de repetirla hasta la saciedad termine por creérsela. La responsable de prensa de Mushroom Pillow (Claudia, para los amigos) jamás confirmó ninguna acreditación, fundamentalmente porque ella no tiene ninguna potestad para hacerlo. Se pueden pedir pases al artista, a su agencia de management o a su sello discográfico, pero será el promotor quien las confirme o deniegue, guste o no guste. Eso sí, si alguien quiere invitaciones nosotros no podemos impedir que se ponga en contacto con Sr. Chinarro, pero aconsejamos que si lo hacéis os dirijáis a él como “sin par” e incluso como “impar”, pero nunca utilicéis el término “simpar”, porque le mosquea bastante. Rarezas de artista, suponemos.

Sigamos con el articulo (Ctrl+C y Ctrl+V): “Cuestión secundaria, pero algo más tenebrosa si cabe, eran las palabras que uno de los integrantes del soviet perruno nos dijo al final de una sucesión de excusas y cambios de discurso: se terminó con un “…nosotros acreditamos a según que medios…”, frase lapidatoria con la que se cerró la amigable conversación que mantuvimos en puerta, pero que comenzó con un primer :”…aquí no acreditamos a ningún medio”, pasando después a un “…cuesta mucho hacer este tipo de conciertos en Valladolid (con lo que si acreditamos a medios de comunicación no amortizamos gastos)”. “

Aquí nos encontramos con una nueva falsedad y unas cuantas inexactitudes. Excusas no tenemos porqué dar y el discurso no se cambió en ningún momento, simplemente se trató de explicar (comprobamos que sin éxito) a los enviados especiales del medio que no tenían acreditación y que acreditamos a los medios que nos parecen adecuados por los criterios que consideramos oportunos. Está claro que esto es un “tu palabra contra la mía”, entre los corresponsales y el “integrante del soviet perruno”, pero permitan que entre su palabra y la del miembro de Laika nos fiemos más de la de nuestro camarada. Tal vez sea por amistad, porque es un tipo sin par o porque -por si todo esto no fuera suficiente- debe ser la única persona en el mundo capaz de pronunciar “frases lapidatorias”, que deben ser algo así como frases lapidarias que, cual pokémon, evolucionan a lapidatorias.

En lo que se refiere a la sala, su dj y al público que asistió al concierto, casi preferimos no repetir el Ctrl+C y Ctrl+V, ya que no queremos dar cabida aquí a tal cantidad de calificativos malintencionados que únicamente retratan una actitud acomplejada y mediocre por parte de quien los firma. Podemos llegar a comprender que alguien se meta con nosotros (gafapastas), e incluso que critique nuestra programación, la producción de los conciertos o nuestras actividades, siempre y cuando no se falte a la verdad. Pero lo que no vamos a tolerar es que para criticarnos alguien se dedique a atacar a la gente con la que trabajamos o a meterse con el aspecto de las personas que asisten a los conciertos que organizamos. Por respeto a tod@s y cada un@ de ell@s, el insigne redactor puede irse olvidando de lograr acreditación para nuestras actividades hasta que no haya una disculpa y/o rectificación.

Pero todo ello sin rencor ni acritud, eh?

LAIKA

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