A lo largo de esta semana Laika publicará el serial «Bono: El Ángel de la Muerte», extraído de Bono is Death:
Seguro que todos ustedes conocen a Bono, el líder de U2, ese chavalote que a base de esfuerzo y sacrificio se ha convertido en una de las estrellas más rutilantes del rock mundial. Pero Paul Hewson se ha hecho también famoso por ser el portavoz de los desamparados, por encabezar todo tipo de campañas benéficas y por erigirse como conciencia de nuestra sociedad occidental. Muchos consideran a Bono un santo, un ángel que ha bajado del cielo para arrancarse una pluma de sus alas, mojar su punta en su propia sangre y escribir al mundo no sólo algunas de las más bellas canciones de toda la historia, sino también los nuevos mandamientos que enseñan a la humanidad lo que es bueno y lo que no. Él es el faro que ilumina este planeta, la luz que nos guía en las tinieblas, el viento que sopla en las velas de nuestros buenos propósitos. …pues no, gañanes. Bono está lejos de ser San Bono: es el mismísimo ángel de la muerte, y lo vamos a demostrar.

Vida de este bicho
En 1974 el abuelo de Bono murió de viejo, y en su funeral a su madre (la de el pequeño Paul Hewson por aquel entonces) le dio un derrame cerebral que acabó con ella a los pocos días. ¿Desgracia? ¿Casualidad? Bien, pocos años después el ya Bono Vox forma su banda –U2– y su éxito va creciendo y creciendo como el gusanito de Michael Jackson el día de puertas abiertas de la guardería de sus hijos. Los irlandeses graban unos cuantos discos y en 1984 el grupo se marcha de gira con “The Unforgettable Fire”, llegan a Auckland y allí conocen a un chaval llamado Greg Carroll, quien se convierte en su técnico de sonido, más tarde, en el asistente personal del mismísimo Bono. El 3 de julio de 1986, el zanguango Greg cogió su moto para zanganear por las calles de Dublín en la víspera del Día de la Independencia de Estados Unidos (que, francamente, nada tiene que ver con todo esto), cuando un conductor borracho le embistió con su coche. Por supuesto, falleció.

Comienzan a caer estrellas
Hasta ese momento las víctimas bonisíacas habían sido familiares o personas anónimas y poco relevantes a nivel mediático, lo cual no satisfacía suficientemente el ego del muchachito dublinés, por lo que decidió atacar entonces a personajes célebres. El primero -que conozcamos- de esta lista es Roy Orbison. El muy iluso, en 1988 aceptó grabar el tema “She’s a Mistery To Me”, que Bono compuso para el futuro disco de la estrella estadounidense. El tema fue incluido en “Mistery Girl”, el álbum póstumo de Roy Orbison publicado en 1989.

(Continuará…)